Ficha razonada: Retrato de Doña Clorinda Corradi de Pantanelli (en el papel de Norma)
Retrato de Doña Clorinda Corradi de Pantanelli (en el papel de Norma) , 1845
Óleo sobre Tela, 129.5 x 98.5 cm
Raymond Quinsac Monvoisin
Inscripciones
Firma: Centro derecha R'. Q'. Monvoisin / 1845

Procedencia
Museo Histórico Nacional , Santiago , Desconocido
Eduardo Gaytán
Exhibiciones
Esposición de Pinturas organizada en el Palacio del Congreso, Palacio del ex Congreso Nacional, Santiago, 1877
Exposición Rostros del Pasado, Museo Histórico Nacional, Santiago, 2006
Doble de letras: mujeres y trazos escritos: Voces, rostros y escrituras de mujeres en el Siglo XIX, Museo Histórico Nacional, Santiago, 2009
Las mujeres de Monvoisin, Corporación Cultural de Vitacura, Santiago, 2015

Monvoisin representó a Clorinda Corradi Pantanelli en su papel de Norma en 1845, un año después de que la contralto italiana se presentara en Santiago con la Compañía de la Habana, dirigida por su esposo Raffaelle Pantanelli (De Ramón, 2013). Natural de Urbino (1804), Pantanelli se formó con Filippo Celli y tuvo una gran carrera internacional como intérprete de Rossini y Donizetti, entre otros. Musa del Conde italiano Carlo Leopardi, se presentó en Europa, Estados Unidos y en Sudamérica[1].

La tela pintada por Monvoisin corresponde a un tipo de retrato destinado a representar a artistas famosos en sus grandes papeles teatrales. Fue esta una práctica común en Inglaterra desde el siglo XVIII, artistas como Peter Lely y Joshua Reynolds dedicaron sus pinceles al homenaje de actores y actrices, especialmente vinculados a la tradición shakesperiana. En Francia el retrato teatral también tuvo un terreno fértil. Sin duda, Monvoisin conoció los retratos de la Comédie Française, incluido el de Madame Vestris como Electra, pintado por Simon Bernard Lenoir en 1778, o las obras realizadas por François Gérard, como Madeimoselle Duchesnois en el papel de Didon y de Giuditta Pasta como Norma, esta última una gran intérprete de la ópera escrita por Vincenzo Bellini en 1831.

En Santiago, Pantanelli se consagró en el papel masculino de Edgard de Ravenswood, amante de Lucía de Lammermoor en la obra del mismo nombre y también por interpretar a Norma, Julieta y Lucrecia (Martínez, 2009). La ópera Norma cuenta la historia del dominio de los romanos sobre los galos en el año 50 a.C. y el triángulo amoroso entre Norma, Pollione y Adalgisa. Posiblemente Monvoisin la retrata en el momento en que la sacerdotisa gala, con el rostro ligeramente contraído y portando la daga desenvainada, piensa asesinar a sus hijos luego de la muerte de su gran amor Pollione y en su suicidio tras el terrible acto. La sacerdotisa protectora de su pueblo, amante del enemigo y padre de sus hijos, es condenada a muerte por romper su sacralidad, encarnando en su papel el conflicto moral resultante de la oscilación entre emoción y razón, sacrificándose en nombre del amor[2].

Norma tuvo un enorme éxito en la crítica y en la sociedad católica chilena, con la consagración de la Pantanelli en su primorosa actuación en el Teatro de la Universidad, el mismo lugar donde Monvoisin había realizado su primera exposición en su llegada a Chile en 1843. Fechada en 1845, la tela ampliaba el homenaje a la artista, perpetuando en la pintura uno de los hitos de la historia de la ópera en Chile. Las intenciones de Monvoisin al realizar la obra se pueden relacionar con la importancia del retrato del teatro como género reconocido en Europa y su surgimiento en Chile. También debemos recordar su papel en el proceso inicial de fundación de la Academia Chilena de Bellas Artes, denotando su actuación en el campo institucional de las artes donde el teatro fue igualmente destacado. Este tipo específico de retrato era, sin duda, un instrumento de promoción del retratado, del pintor mismo y de aquella sociedad. Podría tratarse de la apertura de un mercado para pedidos específicos ante el desarrollo cultural de Chile y otros países sudamericanos que ya reconocían su obra. En este sentido, la política introducida por el presidente Manuel Bulnes, comentada por Domingo Sarmiento en el  sentido civilizador, “la formación del gusto” y “el papel del arte en la maduración política de la sociedad chilena”[3], puede haber contribuido a la realización de la pintura. David James menciona la noticia de El Progreso del 5 de abril de 1843 sobre la oferta de diseños y pinturas de Monvoisin para la decoración de espectáculos. El retrato de la italiana Pantanelli era un instrumento para insertar la cultura europea en el corazón de la historia chilena, realzando su carácter de promotor del desarrollo artístico y cultural.

Clara Filleul, una artista francesa que acompañó a Monvoisin en algunos de sus viajes por Sudamérica y actuaba conjuntamente en la realización de muchos retratos, pintó una versión más pequeña del retrato de Pantanelli. Según Ramón, en la obra de Filleul –distinta a la de Monvoisin en su apariencia menos austera y similar en otras partes– ganó el sentido de autorretrato, revelando una relación íntima entre la historia de la sacerdotisa y su condición femenina en la sociedad chilena. Monvoisin, a su vez, ensalza el sentido monumental de Pantanelli en su magistral interpretación en el papel de Norma. A diferencia de otras pinturas que representan al personaje –como aquella de François Gérard con Giuditta Pasta coronada y envuelta en su manto, sin hoz, sin puñal, solo reflexiva, o incluso Giulia Grisi en los grabados de la década de 1840, más sensual con su regazo expuesto–, Pantanelli ocupa casi toda la composición con su cuerpo y el vestido blanco reluciente con accesorios dorados, en forma ligeramente piramidal, suavizado por el velo delicado y transparente, accesorio similar a otros retratos femeninos del artista, que se rompe con la austeridad de la mirada y del gesto contundente del puñal en la mano derecha.

Aunque no se dedicó a otros retratos teatrales, Monvoisin realizó Blanche de Beaulieu (antes atribuida como Carlota Corday) en 1833, personaje del romance homónimo de Alexandre Dumas, de carácter revolucionario y distante, en este caso, del carácter civilizador y honorífico de Clorinda Corradi Pantanelli como Norma. La contralto honrada por Monvoisin terminó su carrera teatral en 1856, convirtiéndose en profesora del Conservatorio Nacional de Música de Santiago y falleciendo en la misma ciudad en 1877.

También cabe mencionar el título atribuido a la pintura. Podría tratarse de una mención a su hija, Alaide Corradi o, como explica Roberto Amigo, una posible cita a la ópera Adelaide di Borgogna, creada por Rossini en 1817, o incluso a la ópera Adelaide e Comingio de Gaetano Rossi y Giovanni Pacini, también de 1817, esta última cantada por Clorinda Pantanelli en 1832, en Barcelona.


[1] Ciarlantini, Paola. “Il percorso biografico-artistico di Clorinda Corradi Pantanelli, “musa”
di Carlo Leopardi”. Quaderni Musicali Marchigiani 10. Atti del Convegno “Cantante di Marca”, 2010.

[2] Sacco, Laure Hélène. “Norma personnage tragique de l’ópera romantique”. Arzanà. Cahiers de Littérature Médievale Italienne 14 (2012): 147-157.

[3] Esteves Lima, Valeria Alves. “Intelectuais, Política e Cultura Visual no Chile Oitocentista”. Anais do XXVII Simpósio Nacional de História – Anpuh. Natal, 2013, p. 9.


Elaine Dias
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