Monvoisin retrata al joven Napoleón Bonaparte como cadete, en su paso por la École Militaire de Brienne de Francia, donde permaneció durante cinco años. En 1779, a los diez años, llegó a esta escuela después de pasar unos meses en el Collège d'Autun. Continuó en Brienne hasta 1784 – destacándose en matemáticas, según relata el Conde de Narcillac[1]– cuando fue admitido en la École Militaire de París, ya como cadette gentillhome. Años más tarde, Bonaparte regresó a Brienne como general, liderando una de las batallas napoleónicas más sangrientas –la Bataille de Brienne-le-Château–, librando a la ciudad de las tropas prusianas en 1814, un año antes de su caída final.
El retrato posiblemente se realizó después del regreso del artista a París, a partir de 1857. El biógrafo Solá menciona un retrato del General Bonaparte realizado a su regreso lo que nos remite a esta obra. Representado como civil, Napoleón viste un abrigo gris oscuro con cuello dorado y chorrera de encaje, cuyas rápidas pinceladas denotan gran destreza en sus detalles blancos. El fondo abstracto presenta tonos similares a la vestimenta, dando un cierto movimiento, acentuado por la posición de su rostro. El cabello corto en la frente y largo en los costados es más recurrente en sus primeros retratos como militar estando ya en la campaña italiana, pero el cabello extremadamente negro no es común en sus representaciones anteriores. Aunque la barba naciente revela su adolescencia, el semblante cargado y la boca cerrada se distancian del período de su juventud en Brienne, desde donde partió cuando tenía quince años. Su mirada profunda dirigida hacia fuera de la tela del lado derecho, alude al futuro del gran general que dominó Europa. Monvoisin muestra algo común con sus compañeros artistas en la concepción del retrato napoleónico, es decir, la idealización de las líneas a favor de la grandeza. Según Délecluze, cuando visita el taller de David, Napoleón le dice al pintor: “ce n'est pas l'exactitude des traits, un petit pois sur le nez, qui font la ressemblance. C'est le caractère de la physionomie, ce qui l’anime, qu'il faut peindre. [...] Personne ne s’informe si les portraits des grands hommes sont ressemblants. Il suffit que leur génie y vive”[2].
La realización de la pintura en su regreso a París puede relacionarse con la renovación histórica y artística de Napoleón promovida por Louis Philippe y Napoleón III, poseedores ambos de la herencia napoleónica. Durante la Segunda República y el Imperio; Napoleón III, su sobrino, rescata las glorias del pasado francés bajo el mando de Bonaparte, para actualizar el encargo de monumentos ecuestres, retratos y pinturas históricas. Así, pretende fusionar su acción con los hechos pasados y la imagen de Napoleón Bonaparte.
La fortuna visual del corso durante el período Brienne, cobró mayor peso precisamente en la década de 1850, fecha probable de este retrato. Además de los encargos artísticos de Napoleón III, el testamento de Bonaparte fue leído y ejecutado entre 1853 y 1855 por orden del monarca. Una parte económica indicada en el testamento fue destinada a Brienne, que encargó una estatua de Napoleón por Louis Rochet. Se trataba de crear la imagen inexistente de su juventud y colocar a Brienne en esta fortuna visual. En 1855 el escultor realizó Bonaparte à Brienne, estatua de mármol de cuerpo entero hecha a partir de un modelo expuesto en el Salón de 1854, y se colocó un ejemplar de bronce frente al Hôtel de Ville de la ciudad. Posteriormente se fundieron otras estatuas, como la que se conserva en Chateâux de Versailles et Malmaison. Una obra de teatro titulada Bonaparte à l'École de Brienne, de J. Gabriel, de Villeneuve et Masson se representó en el Théâtre de la Gaité en París en 1855, uniéndose a las bellas artes para representar esta etapa de su vida.
Además de Bonaparte como cadette, Monvoisin habría realizado otro retrato titulado Napoleón en Rusia, hoy en día desaparecido[3], y también de su hijo Napoleón II, el “Aguilucho”, mencionado por el biógrafo David James. Monvoisin representó a otros militares, como Nicolas Joseph Beaurepaire, un general del período de la coalición, el general Marc-Jean Demarçay y el mariscal Nicolas-Charles Oudinot (Châteaux de Versailles et de Trianon), activos en el ejército napoleónico. Este último se acerca a la composición de Bonaparte, aunque Oudinot tiene el rostro girado hacia la izquierda, mirando hacia afuera de la tela en contraposición al cuerpo hacia la derecha. El rostro opuesto al cuerpo, la fuerza psicológica y la impresión de acción de Bonaparte remiten a otros retratos, como el inacabado de Jacques-Louis David o la tela de Antoine-Jean Gros que representa a Napoleón en Arcole, ambos conservados en el Musée du Louvre.
El retrato de Napoleón pintado por Monvoisin forma parte del conjunto de obras orientadas a la renovación de la imagen del corso, contribuyendo a la expansión de su representación en la juventud y, al mismo tiempo, revitalizando y exaltando su patrimonio político.
Traducción: Helga Garrido
[1] Narcillac, Comte de. Inauguration de la statue de Napoléon Ier à Brienne. Troyes: Bouquot, 1859.
[2] Delécluze, Étienne-Jean. Louis David, son école et son temps: souvenirs. París: Didier Libraire Éditeur, 1855, p. 232. “No es la exactitud de los rasgos, un aspecto de la nariz, lo que hace el parecido. Es el carácter de la fisonomía, lo que la anima, lo que hay que pintar. [...] Nadie se pregunta por el parecido de los retratos de los grandes hombres. Basta con que su genio viva en ellos.”
[3] Catalogo del Mobiliário. Palacio Urmeneta, p. 31.
Bibliografía
1948
SOLÁ, Miguel y GUTIÉRREZ, Ricardo, Raymond Quinsac Monvoisin. Su vida y su obra en América. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, reprod. [s.p.].
1949
JAMES, David, Monvoisin. Buenos Aires, Emecé, p. 24.
Monvoisin retrata o jovem Napoleão Bonaparte como cadete, em sua passagem pela École Militaire de Brienne, na França, onde permaneceu por cinco anos. Em 1779, aos dez anos de idade, chegou a esta escola após ter passado poucos meses no Collège d’Autun. Permaneceu em Brienne até 1784 –destacando-se em matemática, segundo nos relata o Conde de Narcillac[1]–, quando foi admitido na École Militaire de Paris, já como cadette gentillhome. Anos depois, Bonaparte volta a Brienne como general, liderando uma das mais sangrentas batalhas napoleônicas –la Bataille de Brienne-le-Château–, livrando a cidade das tropas prussianas em 1814, um ano antes de sua queda final.
O retrato foi possivelmente realizado após o retorno do artista a Paris, a partir de 1857. O biógrafo Sola menciona um retrato do General Bonaparte feito em seu regresso, levando-nos provavelmente a esta obra. Retratado de forma civil, Napoleão veste casaca cinza escuro com gola dourada e jabot em renda, cujas pinceladas rápidas denotam grande destreza em seus detalhes em branco. O fundo abstrato apresenta tons semelhantes à vestimenta, dando certa movimentação acentuada pela posição de seu rosto. O cabelo curto na testa e comprido nas laterais é mais recorrente em seus primeiros retratos como militar já na campanha italiana, mas os fios extremamente negros não são comuns em suas representações mais precoces. Ainda que a barba nascente revele sua adolescência, o semblante carregado e a boca cerrada distanciam-se do período de juventude de Brienne, de onde saiu aos quinze anos. Seu olhar profundo dirige-se para fora da tela do lado direito, antevendo o futuro do grande general que dominou a Europa. Monvoisin mostra algo comum a seus colegas artistas na concepção da retratística napoleônica, isto é, a idealização dos traços em prol da grandeza. Segundo Délecluze, ao visitar o ateliê de David, Napoleão diz ao pintor: “ce n’est pas l’exactitude des traits, un petit pois sur le nez, qui font la ressemblance. C’est le caractère de la physionomie, ce qui l’anime, qu’il faut peindre. [...] Personne ne s’informe si les portraits des grands hommes sont ressemblants. Il suffit que leur génie y vive”[2].
A realização da pintura em seu regresso a Paris pode relacionar-se à renovação histórica e artística de Napoleão promovidas por Louis Philippe e Napoleão III, ambos detentores da herança napoleônica. Durante a Segunda República e o Império, Napoleão III resgata as glórias do passado francês sob o comando de Bonaparte, atualizando a representação do sobrinho com a encomenda de monumentos equestres, retratos e pinturas de história. Almeja a fusão de sua atuação com os feitos passados e a imagem de Napoleão Bonaparte.
A fortuna visual do corso no período de Brienne ganhou maior peso justamente na década de 1850, datação provável deste retrato. Além das encomendas artísticas de Napoleão III, houve a leitura e execução do testamento de Bonaparte entre 1853 e 1855 por ordem do monarca. Uma parte financeira indicada no testamento foi consagrada à Brienne, que encomenda uma estátua de Napoleão para Louis Rochet. Tratava-se de criar a imagem inexistente de seu período de juventude e colocar Brienne nesta fortuna visual. O escultor realizou, em 1855, Bonaparte à Brienne, estátua de corpo inteiro em mármore feita a partir de um modelo exposto no Salon de 1854, e um exemplar em bronze foi colocado em frente ao Hôtel de Ville da cidade. Outras estátuas foram posteriormente fundidas, como aquela conservada no Chateâux de Versailles et Malmaison. Uma peça de teatro intitulada Bonaparte à l’École de Brienne, de J. Gabriel, de Villeneuve et Masson também foi encenada no Théâtre de la Gaité em Paris, em 1855, juntando-se às belas artes na representação desta etapa de sua vida.
Além de Bonaparte como cadette, Monvoisin teria realizado outro retrato intitulado Napoléon na Russia, hoje desaparecido[3] e também de seu filho Napoleão II, el “Aguilucho”, mencionado pelo biógrafo David James. Monvoisin representou outros militares, como Nicolas Joseph Beaurepaire, general do período da coalizão, o general Marc-Jean Demarçay e o marechal Nicolas-Charles Oudinot (Châteaux de Versailles et de Trianon), atuantes na armada napoleônica. Este último aproxima-se da composição de Bonaparte, ainda que Oudinot apresente o rosto voltado para a esquerda, olhando para fora da tela em contraponto ao corpo à direita. A face oposta ao corpo, a força psicológica e a impressão de ação de Bonaparte remetem a outros retratos, como aquele inacabado de Jacques-Louis David ou a tela de Antoine-Jean Gros que representa Napoleão em Arcole, ambas conservadas no Musée du Louvre.
O retrato de Napoleão pintado por Monvoisin integra o conjunto de obras voltadas à renovação da imagem do corso, contribuindo para a ampliação de sua representação na juventude e, ao mesmo tempo, revitalizando e exaltando sua herança política.
[1] Narcillac, Comte de. Inauguration de la statue de Napoléon Ier à Brienne. Troyes: Bouquot, 1859.
[2] Delécluze, Étienne-Jean. Louis David, son école et son temps: souvenirs. París: Didier Libraire Éditeur, 1855, p. 232.
[3] Catalogo del Mobiliário. Palacio Urmeneta, p. 31.
Bibliografía
1948
SOLÁ, Miguel y GUTIÉRREZ, Ricardo, Raymond Quinsac Monvoisin. Su vida y su obra en América. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, reprod. [s.p.].
1949
JAMES, David, Monvoisin. Buenos Aires, Emecé, p. 24.