Ficha razonada: Tomás Armstrong
Archivo Museo Histórico Nacional
Tomás Armstrong , 1847
Óleo sobre Tela, 64 x 52 cm
Raymond Quinsac Monvoisin
Inscripciones
Firma: Centro derecha A mon ami/ R'. Q'. Monvoisin/ 1847

Procedencia
Museo Histórico Nacional , Santiago , 1991
Esso Chile Petrolera , 1991
Juana del Solar de Fernández , 1897-1939
Probablemente Juana Armstrong Gana , 1879
Tomás Armstrong , 1847
Exhibiciones
La exposición de Pinturas de 1867 , Sociedad de Instrucción Primaria, Santiago, 1867
Exposición de Raymond Quinsac Monvoisin (1790-1870), Instituto de Extensión de la Universidad de Chile, Santiago, 1955

“A mon ami”[1]. Con esta dedicatoria, escrita de su propio puño y letra, Raymond Monvoisin hizo entrega de este retrato al médico de ascendencia escocesa Tomás Armstrong Swinton (Tenerife, Islas Canarias, 1805 – Santiago, 1879), quien había llegado a Chile en 1831, tan solo una década antes del arribo del pintor francés al país.

Si bien no existen certezas de las circunstancias en que se conocieron, es probable que su primer encuentro se diera en el marco de la primera exposición del artista en Chile, inaugurada en marzo de 1843, en uno de los salones de la antigua Universidad de San Felipe, que se ubicaba en el lugar que hoy ocupa el Teatro Municipal de Santiago.

Entre las obras pintadas por el artista en Francia, que se expusieron en esa oportunidad, se encontraba el cuadro Eloísa en la tumba de Abelardo de 1840 (colección Palacio Cousiño ver ficha 86), tema basado en aquella trágica historia de amor medieval que inspiró a numerosos autores y artistas de distintas épocas. Es de suponer que Tomás Armstrong formó parte del público asistente a la muestra, como también que la calidad técnica de la obra, su gran tamaño y el dramatismo de la escena, lograron impactar y conmover al médico escocés, quien por ese entonces adquirió esta pintura[2]. Otra posibilidad es que Tomás Armstrong haya sido, en alguna oportunidad, médico del artista, tal como lo fue de Carmen Arriagada y de Bernardo O’Higgins, a quien se dice atendió en Perú[3].

Fue, en realidad, en el ejercicio de su profesión, donde el retratado alcanzó una serie de distinciones y reconocimientos. Entre ellos destaca su nombramiento en 1839 como médico consultor del Hospital General de Valparaíso, puesto en que tuvo a su cargo la asistencia de la marina inglesa; también se le comisionó en 1842 para estudiar la causa de la gran mortalidad de párvulos que había en aquella época y llegó a ser miembro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Más tarde, en 1873, recibió un sentido elogio de sus pares, quienes lo describen como un connotado médico y profesor, destacando sobre todo sus cualidades humanas y caritativas que le merecieron gran cariño y aprecio durante su vida en Chile (Anales, 1873).

Son justamente estas últimas características las que Monvosin logró capturar en esta tela que probablemente fue exhibida, en 1867, como parte de la colección de Tomás Armstrong, para la Exposición de Pinturas, organizada por la Sociedad de Instrucción Primaria[4]. Aunque, entonces, la pintura no fue destacada en el catálogo de la muestra por el pintor y crítico de arte Pedro Lira (1845-1912), sin duda, se trata de una obra de gran mérito artístico. De características sencillas, el artista se centra principalmente, en el rostro y mirada del retratado, los que representa con gran realismo, de manera muy similar al resultado que había conseguido anteriormente en el retrato realizado a Andrés Bello en 1844. A diferencia de la mayoría de los cuadros del artista, elaborados con mucho detalle, y donde el “traje de los hombres se caracteriza por el frac ajustado y la corbata de seda envuelta en el cuello” (Feliú Cruz, 1955, p. 7), aquí el retratado solo viste una chaqueta negra abotonada y cuello aterciopelado. No hay, en efecto, ningún atributo claro que dé cuenta de su profesión, ni de su importancia para la medicina chilena, la cual a la fecha ya era conocida. Al respecto, cabe señalar que si bien el negro fue en realidad el color que comúnmente utilizaron los médicos de la época, este también “se impuso en la indumentaria masculina diurna y nocturna” (Marino, 2019, p. 138), como se observa en numerosos retratos del artista, tales como el de Mariano Egaña en 1827 (colección Banco Central de Chile) y de José Miguel Infante de 1844, por mencionar solo algunos.

Otro aspecto que también vale la pena mencionar, se relaciona con el formato rectangular de la tela, que fue adaptada a un marco ovalado. Esta estrategia, fue, en realidad, una recurrencia del artista, que se repite en otros retratos, como son los de Isidora Zegers y Jorge Huneeus, el retrato de María del Tránsito Cruz que está en Talca o el ya mencionado retrato de Miguel Barros Morán. Este tipo de formato, empleado en los retratos de busto, probablemente tenía por función privilegiar las características del rostro por sobre el cuerpo y sus atributos.

Así, es mediante este retrato sombrío, de mirada cándida y de medio cuerpo, que el pintor francés buscó representar el lado más sencillo y cercano de este médico y amigo; una de las amistades sobre la cual, se tiene poco registro durante el paso del pintor por Chile.

Tomás Armstrong estuvo casado con la chilena Micaela Gana López, con quien tuvo cinco hijos. Es posible que el carácter afectivo que rodea esta pintura hiciese que esta permaneciera en dicho ambiente familiar durante varias generaciones. Fue heredada por la nieta del retratado, Juana Solar de Fernández, y decoró la casa en que nació y creció su bisnieta Juanita Fernández Solar, más conocida públicamente como Santa Teresita de Los Andes. Más adelante, fue puesta en venta en la casa de remates Ramón Eyzaguirre y adquirida en 1991 por Esso Chile Petrolera, con el fin de donarla a la colección del MHN (Carta MHN N°98, 1991; N°122, 1991). Desde su incorporación al Museo, el retrato forma parte de la exhibición permanente del MHN.


[1] Para mi amigo.

[2] Hacia 1856 la obra ya formaba parte de su propiedad, como se detalla en el catálogo de la Exposición de Bellas Artes de ese año. Cabe destacar que este no fue el único cuadro de Monvoisin que Tomás Armstrong adquirió durante su vida. Su colección estuvo compuesta, también, de dos retratos realizados por el francés, siendo su retrato, uno de ellos (Lira, 1867).

[3] De acuerdo a Óscar Pinochet de la Barra (1990), el médico atendió en algunas ocasiones al militar y político Bernardo O’Higgins y a Carmen Arriagada, mujer intelectual procedente de la élite chilena quien se hizo conocida principalmente por el intercambio epistolar que mantuvo con el pintor alemán Johann Moritz Rugendas.

[4] En el catálogo de la muestra se indica que hay dos retratos de Monvoisin de la colección de Tomás Armstrong, pero no se especifica quiénes son los retratados: “126 Retrato.- Monvoisin, del señor don Tomas Armstrong. 127 Id. -id. id.” (Lira, 1867,p. 16).

 

Bibliografía

1856 (18 de septiembre)

Catálogo de los cuadros que contiene la Exposición de Bellas Artes de la Sociedad de Instrucción Primaria. Santiago, Imprenta del Ferrocarril, [s.p.].

1867

LIRA, Pedro, La esposición de pinturas de 1867. Santiago, Imprenta de la República, p. 16

1873 (octubre)

“Elojio [sic] del doctor don Tomás Armstrong” en: Memoria Científicas y Literarias, Anales de la Universidad de Chile, pp. 705-707.

1968/ 1969.

COO LYON, J. Luis, “Familias extranjeras en Valparaíso durante el siglo XIX” (Primera parte) en: Revista de Estudios Históricos, N°15, 1968-1969, p. 38.

1991 (31 de mayo)

DMHN/ 98. Carta a Guillermo García. Santiago, Archivo Histórico MHN (documento no publicado).

1991 (30 de julio)

DMHN/ 122. Carta de Hernán Rodríguez a Danilo Lacayo. Santiago, Archivo Histórico MHN (documento no publicado).

Ximena Gallardo
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