Ficha razonada: Diego José Benavente Bustamante
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Archivo CNCR: T. Pérez
Diego José Benavente Bustamante , 1850
Óleo sobre Tela, 77 x 64 cm
Raymond Quinsac Monvoisin
Inscripciones
Firma: Centro derecha R'. Q'/ monvoisin. 1850 /chili.

El matrimonio conformado por Diego José Benavente Bustamante (1789-1867) y Mercedes Fontecilla Fernández de Valdivieso (1799-1853) celebraba 25 años al momento de ser retratado por Raymond Monvoisin. Si bien el pintor recurrió a algunos rasgos formales que afianzaran el vínculo entre ambas pinturas, como el uso de iguales dimensiones, la utilización de un cortinaje de fondo verde, la firma en rojo ubicada junto al brazo izquierdo en los dos retratos y la rigurosa indumentaria negra con que la pareja fue representada, los cuadros exhiben elementos que permiten apreciar las individualidades de cada retratado.

Proveniente de una familia de militares, Diego José Benavente había participado en el proceso de independencia destacando como un leal miembro de las fuerzas del General José Miguel Carrera, de quien llegó a ser jefe de escolta, acompañándolo finalmente en su exilio a Argentina. Tras la muerte de Carrera en Mendoza, Benavente se hizo cargo de su familia, con quien regresó a Chile poco después[1]. Ya establecidos en el país, el militar contrajo matrimonio con la viuda de Carrera, Mercedes Fontecilla Fernández de Valdivieso. Habían transcurrido ya cuadro años del fallecimiento del general.

A su regreso a Chile, Benavente fue nombrado Ministro de Hacienda por Ramón Freire, y aunque su gestión generó críticas, su carrera política continuó hasta alcanzar la presidencia del Senado, cargo que ocupaba al momento de ser retratado por Monvoisin. Precisamente la jerarquía de su posición política pueda explicar la postura erguida que lo muestra posando de pie para el artista, y la fija mirada que dirige al observador.

Si bien el vestuario con que Benavente ha sido retratado no presenta grandes diferencias respecto del tipo de indumentaria masculina utilizada en la época, llama la atención la simpleza de la chaqueta y la ausencia de artículos como relojes o anillos, que brinda a su imagen un carácter de sobriedad. Sin embargo, quizás sea justamente la moderación de su atuendo lo que permite que uno de los aspectos más llamativos del cuadro sea el peculiar diseño de las gafas que constituyen un elemento central en la construcción de su imagen. Resulta evidente la consonancia cromática del color verde del cortinaje y los lentes laterales de las gafas -conocidas también como gafas de “ferrocarril” por ajustarse a las exigencias de protección durante viajes-, modelo que había comenzado a producirse en torno a 1840. Sin embargo, más que evidenciar la sensibilidad del retratado a la luz, los lentes revelan el acceso de su portador a un tipo de artículo exclusivo, y el interés en exhibir un instrumento técnicamente sofisticado.

Al igual que en el caso del Retrato de Joaquín Tocornal (1856) (Ministerio de Hacienda), este cuadro de Monvoisin constituyó el modelo para la realización de imágenes publicadas en medios impresos de la época, como se aprecia en el grabado que antecede la “Memoria de las Primeras Campañas en la Independencia de Chile” publicado en 1867. Más aún, este resultó ser un medio relevante para la difusión de la imagen representada inicialmente por Monvoisin.

A diferencia del retrato de Diego José Benavente, Mercedes Fontecilla, diez años menor que él, y entonces de 51 años, aparece sentada en un opaco sillón rojo, menos perceptible que los utilizados en otros retratos del artista en que las telas rojas del mobiliario adquieren mayor visibilidad. La pintura se ha realizado desde un encuadre ligeramente más amplio que el utilizado para el retrato de Benavente, esta vez dejando espacio para la representación de las manos.

El cuadro de Mercedes Fontecilla, realizado solo tres años antes de su muerte, la representa en un recatado atuendo compuesto por una capa negra, que proyecta una sobriedad semejante a la que se aprecia en el Retrato de Dolores Pérez Álvarez (s/f) (Museo de Bellas Artes de Viña del Mar), aunque en este caso, la de Mercedes Fontecilla exhibe bordes de piel desde los que se asoma la mano izquierda que se apoya sobre el brazo derecho, mientras la mano derecha queda apenas a la vista. Como otras mujeres de su edad, la retratada utiliza una escofieta negra, cuyo lazo cae desde la barbilla hacia la solapa de la capa.  

La cansada expresión de la Mercedes Fontecilla responde posiblemente no solo a su edad, sino a una vida que tempranamente la enfrentó a momentos de carencia y aflicción. En el El Ostracismo de los Carreras Benjamín Vicuña Mackenna da cuenta de los difíciles momentos que debió padecer en ausencia de José Miguel, que angustiado recibía noticias de su esposa, mientras enfrentaba un complejo escenario político: “Me aseguran que mi Mercedes, escribía a su hermano Luis, no tiene ni que comer en los momentos en que espera su parto...” La dureza de una vida rodeada de disputas políticas, marcada por el exilio y luego por la viudez, parecieron dejar atrás a la joven que al momento de contraer matrimonio, a los 18 años, exhibía un

“conjunto esbelto i airoso a la par que delicado, algo de la voluptuosa languidez de la náyade i el arrogante donaire de la amazona. Resplandecía sobre su tez alabastrina el negro ardiente de los ojos i cabellos i el coral i las perlas de la boca. Los perfiles del rostro, rectos i finos cual cortados con el cincel del arte, se unian por el albo cuello a un porte lleno de gracia i de soltura. -Su abundante cabellera formaba un marco de ébano a su frente, i al sonreírse, sus mejillas tomaban el tinte del carmin, formándose en su centro aquel delicioso oyito que según la espresion de lord Byron, parece hubiera echo en las mejillas de las beldades chilenas “el dedo redondito del amor” – Tal era la prometida del Dictador de Chile cuando coronada la frente blanca guirnalda, i el velo nupcial caido en los airosos hombros, llevóla por la mano al pie del altar!...Ai! llevóla a la muerte!…La antorcha de su himeneo era la tea sangrienta de la guerra, i el himno matinal que la despertará por la primera vez en su tálamo, fue el clarin de la batalla que le llamaba a los campos. Seis años iba a durar aquel consorcio, seis años duraría también su atroz infortunio, hasta que la muerte dejóla cual canta aquella melancólica rima del poeta [Carderón de la Barca]”

“¡Ai de aquella que vive

En campos extranjeros sola i triste!...[sic]”[2].

  La imagen de Mercedes Fontecilla siguió vinculada a la figura de Carrera, aún más que a la de Benavente, como se aprecia en la inclusión de este retrato de Monvoisin en el catálogo de obras reunidas por el Instituto de Extensión de Artes Plásticas de la Universidad de Chile, en que la obra, entonces propiedad de Mercedes Benavente Carrera, era identificada como Retrato de la Sra. Mercedes Fontecilla de Carrera.


[1] Historia Jeneral de la República de Chile desde su Independencia hasta nuestros días. Santiago, Imprenta Nacional, 1867, pp. 7-11. Pedro Pablo Figueroa, Diccionario Biográfico de Chile, tomo 1. Santiago, Imprenta y Encuadernación Barcelona, 1897, pp. 204-205.

[2] Benjamín Vicuña Mackenna, El Ostracismo de Los Carreras. Santiago, Imprenta del Ferrocarril, 1857, pp. 105-106.

Marcela Drien
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