Como se informa en la sección “Movimento do Porto” de la Gazeta Oficial do Império do Brasil,[1] Monvoisin desembarcó en Río de Janeiro el 21 de octubre de 1847, desde donde partió hacia Valparaíso el 29 de enero de 1848[2].
Retrato de Su Majestad el Emperador D. Pedro II en traje de gala fue presentado por el artista en Rio de Janeiro en la Exposição Geral de Belas Artes de 1847[3]. Fue creado para ser presentado en este salón académico de bellas artes, donde se disputaban premios y el privilegio de encargos públicos. Sin embargo, la rapidez con la que se ejecutó la obra fue sorprendente, sin mencionar la audacia de Monvoisin al presentar una obra tan ambiciosa en su debut en Brasil.
El diario francés Le Nouvelliste hizo referencia a la sesión en la que el emperador habría posado para la realización de este retrato:
El pasado sábado, el Emperador dio una sesión a M. Monvoisin, pintor de historia, encargado de pintar un retrato de cuerpo entero de S. M. (...) Apenas habían transcurrido tres cuartos de hora cuando M. Monvoisin anunció a su augusto modelo que la cabeza había sido reproducida. El Emperador pensó que había oído mal; (...) se levantó y quedó embargado de asombro y admiración, viendo tan hermosa trabajo ejecutado como encantamiento. [4]
Unos días después, el 25 de noviembre, el mismo periódico informó de la finalización de la obra de "de parecido perfecto; los accesorios son grandes y ricos, la ejecución es de gran formato y poderosa”[5].
Además de informarnos que el retrato se había concluido tan rápido, estos extractos de prensa agregan a la historia de la pintura algunos componentes que aún deben ser aclarados. Si a Monvoisin se le encargó ("chargé") la realización de un retrato de cuerpo entero del emperador, no ha sido posible identificar hasta ahora quién habría realizado este encargo y en qué contexto, ya sea en Rio de Janeiro, o incluso antes de su llegada a Brasil. Si volvemos a la mención de Le Nouvelliste en la sesión del 9 de noviembre, se observa que Monvoisin estaba pintando la cabeza del emperador. En este caso, no parece descabellado suponer que ya había llegado a Río de Janeiro con el retrato en gran parte esbozado.
De ser así, seguramente al artista no habrían faltado imágenes que lo guiaran. Desde los retratos de D. João VI hasta los de Pedro I, ampliamente difundidos a través de grabados, existía una tradición del retrato de las Braganças en Brasil, inaugurada por los artistas de la llamada Misión Francesa, a la que el artista podría haber recurrido.
Otras imágenes del propio Pedro II pueden haber servido de modelo inicial. El segundo emperador brasileño, a diferencia de su padre y abuelo, no contaba con un retrato oficial que tuviera amplia circulación. Sin embargo, algunas imágenes del joven Pedro II circularon en periódicos europeos tras su aclamación en 1835, y su mayoría de edad, coronación y consagración en 1841. La imagen de Pedro II en esta época es la que se puede ver en la Galerie du Journal Le Voleur, por ejemplo[6].
Como Monvoisin debía representar a Pedro II con majestuosos trajes, necesitaba prestar especial atención a las insignias del Emperador. Algunos de los objetos que la componían eran los mismos que los de su padre, como el cetro y la muceta de plumas de buche de tucán, diseñados por Debret. El manto, sin embargo, fue diseñado por Manuel Araújo Porto-Alegre, verde con fondo dorado[7], con un contorno bordado de motivos de ramos, bellotas de roble y estrellas, además de las iniciales PII. Su prenda también estaba decorada con bordados, al igual que la faja y el manípulo. Incluso su corona era nueva, hecha a partir de un "reciclado" de la de su padre por Charles Marin. La Ordem da Rosa y el Toisón de Oro, que completan la muceta y el lazo del volante del cuello respectivamente, también necesitó modelos para ser reproducidos, así como el trono y la espada de la Ordem do Cruzeiro, realizados por el mismo Marin. A pesar de la aparente escasez de imágenes que reproducían todo este aparato, Monvoisin representa con cierta fiabilidad todos estos objetos.
La tela de Monvoisin fue recibida con críticas por parte de la comunidad académica; una de las más mordaces fue publicada en el Correio Mercantil. Alessandro Cicarelli fue quien salió en su defensa, alegando que el artículo de Mercantil era:
... un grito del infierno lanzado por el genio de las tinieblas o tal vez el eco manifestado a la luz de la prensa de cierto rumor, de ciertas voces deterioradas por la envidia que por allí circulan, y que en su estúpida ceguera tocan, bajo la luz del sol, el lugar donde deberían atacar: la mano de un loco puede azotar a un coloso durante cien años, pero nunca derribarlo.
La misión del demonio del arte es difundir la discordia, el desánimo y barajar todo; algo ya ha ganado; pero no se convertirá en un ganador. El arte es una religión; también tiene sus ángeles, sus demonios, su templo y sus FALSOS PROFETAS.[8]
La intriga puede explicarse porque Monvoisin compitió en la VIII Exposição Geral de 1847 con François René Moreaux, artista francés establecido en Rio de Janeiro en 1838, quien en la misma exposición presentó un retrato de cuerpo entero de Pedro II, cuya identificación aún no está clara. La obra de Moreaux también es descrita por el pintor Alessandro Cicarelli:
... admiramos su excesiva modestia, porque para exhibir un retrato de pie de S. M. este año, debió aprovechar la ventaja de verse completamente eclipsado; de modo que ni siquiera hablaríamos de este cuadro si no nos recordara el retrato del señor duque d´Orleans; pues opinamos que el retrato que hizo el señor Moreau se parece más a este príncipe que al de D. Pedro II. El fondo de esta imagen está bien hecho. En general, el Sr. Moreau brilla en la espalda.[9]
En el Museo Imperial de Petrópolis, hay un retrato realizado por Moreaux, fechado en 1849, muy cercano al realizado por Monvoisin, con leves alteraciones realizadas en el rostro del retratado, que se muestra más circunspecto y mirando directamente al observador. Por cierto, como lo ha demostrado Elaine Dias[10], fue precisamente la verosimilitud de Pedro II el principal motivo de crítica a la obra de Monvoisin de 1847.
Además del retrato del emperador, Monvoisin realizó en Brasil el retrato de la emperatriz Teresa Cristina, finalizado en 1848. En agradecimiento al artista, Pedro II lo premió con la medalla de Caballero de la Ordem do Cruzeiro do Sul e hizo que su mayordomo le obsequiara un reloj de cabecera en las ceremonias celebradas los días 16 y 17 de enero de 1848, justo antes de su regreso a Chile[11]. En el momento de la Proclamación de la República Brasileña, las pinturas acompañaron a la familia imperial en el exilio en París, siendo depositadas en Castelo D'Eu. El retrato del Emperador, actualmente en comodato en la Pinacoteca de São Paulo, regresó a Brasil a mediados de la década de 2000, como propiedad de los descendientes de la familia imperial.
[1] “Movimento do Porto”, Gazeta Official do Império do Brasil, vol. II, n.143, 22 de out. 1847, p.4.
[2] “Movimento do Porto”, Gazeta Official do Império do Brasil, vol. III, n.23, 31 de jan. 1848, p.4.
[3] Cf. Levy, Carlos Roberto Maciel. Exposições gerais da Academia Imperial e da Escola Nacional de Belas Artes: período monárquico, catálogo de artistas e obras entre 1840 e 1884. Rio de Janeiro: Pinakotheke, 1990, pp.70-71.
[4] “Nouvelles locales”, Le Nouvelliste, 11 ème année, nr.535, 9 de nov. De 1847, p.2. « Samedi dernier, L’Empereur a donné une séance à M. Monvoisin, peintre d’histoire, chargé de faire un portrait en pied de S.M. (...) A peine trois quarts d’heure étaient-ils écoulés, que M. Monvoisin annonça à son auguste modèle que le tête était reproduite. L’Empereur crut avoir mal entendu ; (...) il se leva et fut saisi d’étonnement et d’admiration, en voyant un aussi beau travail exécuté comme par enchantement. »
[5] «Nouvelles locales» Le Nouvelliste, 11 ème année, nr.542, 25 de nov. 1847, p.1. «d’une rassemblance parfaite; les accessoires en sont grands et riches, l’exécution large et puissante »
[6] Para el retrato de Pedro II, véase Schwarcz, Lilia Moritz. As barbas do Imperador: D. Pedro II, um monarca nos trópicos. Sâo Paulo: Companhia das Letras, 1999.
[7] Del análisis realizado por Fernando Marte (IIPC-UNSAM) sobre el retrato, se desprende que el artista utilizó un azul de Prusia en la confección del manto, y hoy en día en partes del mismo es evidente este azul, en lugar del verde. Para un estudio de las insignias de Pedro II, vea Freez, Clara. La odisea de la ropa de D. Pedro II: del guardarropa imperial a las arcas del Museo Mariano Procópio. Tesis de Maestría, Departamento de Historia, UFJF, 2015.
[8] Ciccarelli, Alexandre [sic.], “Comunicado. Exposição de Pintura”, Jornal do Commércio, quinta-feira, 9 de dez. 1847, p.2.
[9] Idem, ibidem.
[10] Dias, Elaine. Artistas franceses no Rio de Janeiro (1840-1884): das Exposições Gerais da Academia Imperial de Belas Artes aos ateliês privados: fontes primárias, bibliográficas e visuais. Guarulhos: EFLCHUNIFESP, 2020, p.27.
[11] James, David. Monvoisin. Buenos Aires: Emecé Editores, 1949, p. 74.
Bibliografía
1948
SOLA, Miguel y GUTIÉRREZ, Ricardo, Monografías de Artistas Extranjeros que actuaron en la Argentina: Raymond Quinsac Monvoisin, su vida y su obra en América. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, reprod., [s.p.].
1949
JAMES, David. Monvoisin. Buenos Aires, Emecé Editores.
2010
ESTEVES LIMA, Valéria Alves, “Raymond Quinsac Monvoisin: a trajetória do artista no Continente Americano (1842-1857)” en: Anais do XXX Colóquio do Comitê Brasileiro de História da Arte. Rio de Janeiro, Comitê Brasileiro de História da Arte, reprod. 471.
2019
PICCOLI, Valéria y PITTA, Fernanda, “A propósito do Pedro II, de Monvoisin” en: CORTES, Gloria y DRIEN, Marcela, Raymond Monvoisin y sus discípulos. Avances de investigación. Santiago, RII editores/ Universidad Adolfo Ibáñez.
2020
DIAS, Elaine, Artistas franceses no Rio de Janeiro (1840-1884): das Exposições Gerais da Academia Imperial de Belas Artes aos ateliês privados: fontes primárias, bibliográficas e visuais. Guarulhos, EFLCHUNIFESP, p.27.
PITTA, Fernanda, “Raymond Auguste Quinsac Monvoisin, Imperador Dom Pedro II em traje de gala, 1847 e Autor não identificado, Coroação da Virgem, séc.XVIII” en: PICCOLI, Valeria (org.), Pinacoteca: Acervo. São Paulo, Pinacoteca de São Paulo, pp.122-123.
Conforme noticia a seção “Movimento do Porto” da Gazeta Oficial do Império do Brasil,[1] Monvoisin desembarcou no Rio de Janeiro em 21 de outubro de 1847; de onde partiria com destino a Valparaíso a 29 de janeiro de 1848[2].
Retrato de Sua Majestade o Imperador D. Pedro II em traje de gala, é apresentada pelo artista no Rio de Janeiro por ocasião da Exposição Geral de Belas Artes de 1847[3]. Foi executado para ser apresentado num salão acadêmico de belas artes, em que se disputavam premiações e o privilégio das encomendas públicas. No entanto, impressiona a rapidez com que a obra foi executada. Sem falar na ousadia de Monvoisin ao apresentar, logo em sua estreia no Brasil, uma obra tão ambiciosa.
É o jornal francês Le Nouvelliste quem faz referência à sessão em que o imperador teria posado para a confecção deste retrato:
Samedi dernier, L’Empereur a donné une séance à M. Monvoisin, peintre d’histoire, chargé de faire un portrait en pied de S.M. (...) A peine trois quarts d’heure étaient-ils écoulés, que M. Monvoisin annonça à son auguste modèle que le tête était reproduite. L’Empereur crut avoir mal entendu ; (...) il se leva et fut saisi d’étonnement et d’admiration, en voyant un aussi beau travail exécuté comme par enchantement. [4]
Alguns dias depois, a 25 de novembro, o mesmo periódico noticia a conclusão da obra «d’une rassemblance parfaite; les accessoires en sont grands et riches, l’exécution large et puissante[5]».
Para além de nos informar que o retrato foi concluído tão rapidamente, esses trechos acrescentam à história da pintura alguns componentes que ainda precisam ser esclarecidos. Se Monvoisin foi encarregado (“chargé”) de fazer um retrato de corpo inteiro do imperador, não foi possível identificar até o momento quem lhe teria feito essa encomenda e em que contexto, se no Rio de Janeiro, ou ainda antes de sua vinda ao Brasil. Se retomarmos a menção que faz o Le Nouvelliste à sessão de 9 de novembro, veremos que Monvoisin estava pintando a cabeça do imperador. Nesse caso, não parece descabido supor que já tenha chegado ao Rio de Janeiro com o retrato em grande parte esboçado.
Se for este o caso, certamente não teriam faltado ao artista imagens que o orientassem. Desde retratos de D. João VI aos de Pedro I, amplamente difundidos por gravuras, havia uma tradição da retratística dos Bragança no Brasil, inaugurada pelos artistas da chamada Missão Francesa, à qual o artista poderia ter recorrido.
Outras imagens do próprio Pedro II podem ter servido como um modelo inicial. O segundo imperador brasileiro, ao contrário do pai e do avô, não teve um retrato oficial que tivesse ampla circulação, no entanto, algumas imagens do jovem Pedro II circularam em periódicos europeus após sua aclamação, em 1835, e sua maioridade, coroação e consagração, em 1841. É a imagem de Pedro II à época desse último momento, que se vê na Galerie du Journal Le Voleur, por exemplo[6].
Monvoisin, em se tratando de representar Pedro II em trajes majestáticos precisava dar atenção especial à regalia do Imperador. Alguns dos objetos que a compunham eram os mesmos de seu pai, como o cetro e a murça de penas de papo de tucano, desenhados por Debret. O manto, entretanto, era agora desenhado por Manuel Araújo Porto-Alegre, verde de fundo dourado[7], com contorno bordado de motivos de ramos e boletas de carvalho e estrelas com a sigla PII. Sua veste era também decorada, assim como a faixa e o manípulo igualmente bordado. Até mesmo sua coroa era nova, feita a partir de uma “reciclagem” daquela de seu pai, por Charles Marin. A Ordem da Rosa e o Toison d’Or que arrematam a murça e o laço do babado da gola, respectivamente, também precisavam de modelos para serem reproduzidos, assim como o trono e a espada da Ordem do Cruzeiro, confeccionada pelo mesmo Marin. Apesar da aparente escassez de imagens reproduzindo todo esse aparato, Monvoisin representa com certa fidedignidade a todos esses objetos.
A tela de Monvoisin foi recebida com críticas por parte da comunidade acadêmica, uma das mais contundentes delas publicada no Correio Mercantil. É Alessandro Cicarelli que sai em sua defesa, afirmando ser o artigo do Mercantil:
...um brado do inferno lançado pelo gênio das trevas ou talvez o echo manifestado à luz da imprensa de certo rumor, de certas vozes corroídas de inveja que por ahi circulão, e que na sua estupida cegueira apalpão à luz do sol o lugar onde devem bater: a mão de um louco pode fustigar um colosso por cem annos, mas nunca abatê-lo.
O demônio da arte tem por missão espalhar a discórdia, o desanimo, e tudo baralhar; já tem vencido alguma cousa; mas não há de ficar vencedor. A arte é uma religião; tem também seus anjos, seus demônios, seu templo e seus FALSOS PROPHETAS.[8]
A intriga talvez se explique pois Monvoisin teve na 8ª Exposição Geral em 1847 a concorrência de François René Moreaux, artista francês estabelecido no Rio de Janeiro a partir de 1838, que na exposição de 1847, apresentou também um retrato de Pedro II, de corpo inteiro, cuja identificação ainda é obscura. A obra de Moreaux é ainda descrita pelo pintor Alessandro Cicarelli:
... admiramos a sua excessiva modéstia, porque, para expor este anno um retrato em pé de S. M., cumpre ter tomado o partido de se ver completamente eclipsado; por isso nem fallariamos deste quadro, se elle não nos lembrasse o retrato do Sr. duque d’Órleans; pois a nossa opinião que o retrato feito pelo Sr. Moreau parece-se mais com esse príncipe do que com D. Pedro II. O fundo desse quadro é bem feito. Em geral, o Sr. Moreau brilha nos fundos. [9]
No Museu Imperial de Petrópolis, encontramos um retrato realizado por Moreaux datado de 1849, bastante próximo daquele executado por Monvoisin, com ligeiras alterações realizadas na feição do retratado, que se mostra mais circunspecto e olhando diretamente o observador. A propósito, conforme demonstrou Elaine Dias[10], foi justamente a verossimilhança de Pedro II o maior motivo de crítica à obra de Monvoisin 1847.
Além do retrato do imperador, Monvoisin realiza no Brasil o retrato da Imperatriz Teresa Cristina, finalizado em 1848. Em agradecimento ao artista, Pedro II o condecora com a medalha de Cavaleiro da Ordem do Cruzeiro do Sul e faz com que seu mordomo o presenteie com um relógio de sobremesa, em cerimônias realizadas nos dias 16 e 17 de janeiro de 1848, logo antes de seu regresso ao Chile[11]. Quando da Proclamação da República brasileira, os quadros acompanham a família imperial no exílio em Paris, tendo sido depositados no Castelo D´Eu. O retrato do Imperador, hoje em comodato com a Pinacoteca de São Paulo, retorna ao Brasil em meados dos anos 2000, sendo de propriedade de descendentes da família imperial.
[1] “Movimento do Porto”, Gazeta Official do Império do Brasil, vol. II, n.143, 22 de out. 1847, p.4.
[2] “Movimento do Porto”, Gazeta Official do Império do Brasil, vol. III, n.23, 31 de jan. 1848, p.4.
[3] Cf. Levy, Carlos Roberto Maciel. Exposições gerais da Academia Imperial e da Escola Nacional de Belas Artes: período monárquico, catálogo de artistas e obras entre 1840 e 1884. Rio de Janeiro: Pinakotheke, 1990, pp.70-71.
[4] “Nouvelles locales”, Le Nouvelliste, 11 ème année, nr.535, 9 de nov. De 1847, p.2.
[5] «Nouvelles locales» Le Nouvelliste, 11 ème année, nr.542, 25 de nov. 1847, p.1.
[6] Para a retratística de Pedro II, ver Schwarz, Lilian Moritz. As barbas do Imperador: D. Pedro II, um monarca nos trópicos. Sâo Paulo: Companhia das Letras, 1999.
[7] Pelas análises realizadas por Fernando Marte (IIPC-UNSAM) no retrato, vê-se que o artista empregou um azul da Prússia na confecção do manto, e hoje em partes dele esse azul é evidente, no lugar do verde. Para um estudo da regalia de Pedro II, ver Freez, Clara. A odisseia das roupas de D. Pedro II: dos guarda-roupas imperiais às arcas do Museu Mariano Procópio. Dissertação de Mestrado, Departamento de História, UFJF, 2015.
[8] Ciccarelli, Alexandre [sic.], “Comunicado. Exposição de Pintura”, Jornal do Commércio, quinta-feira, 9 de dez. 1847, p.2.
[9] Idem, ibidem.
[10] Dias, Elaine. Artistas franceses no Rio de Janeiro (1840-1884) : das Exposições Gerais da Academia Imperial de Belas Artes aos ateliês privados : fontes primárias, bibliográficas e visuais. Guarulhos: EFLCHUNIFESP, 2020, p.27.
[11] James, David. Monvoisin. Buenos Aires: Emecé Editores, 1949, p. 74.
Bibliografía
1948
SOLA, Miguel y GUTIÉRREZ, Ricardo, Monografías de Artistas Extranjeros que actuaron en la Argentina: Raymond Quinsac Monvoisin, su vida y su obra en América. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, reprod., [s.p.].
1949
JAMES, David. Monvoisin. Buenos Aires, Emecé Editores.
2010
ESTEVES LIMA, Valéria Alves, “Raymond Quinsac Monvoisin: a trajetória do artista no Continente Americano (1842-1857)” en: Anais do XXX Colóquio do Comitê Brasileiro de História da Arte. Rio de Janeiro, Comitê Brasileiro de História da Arte, reprod. 471.
2019
PICCOLI, Valéria y PITTA, Fernanda, “A propósito do Pedro II, de Monvoisin” en: CORTES, Gloria y DRIEN, Marcela, Raymond Monvoisin y sus discípulos. Avances de investigación. Santiago, RII editores/ Universidad Adolfo Ibáñez.
2020
DIAS, Elaine, Artistas franceses no Rio de Janeiro (1840-1884): das Exposições Gerais da Academia Imperial de Belas Artes aos ateliês privados: fontes primárias, bibliográficas e visuais. Guarulhos, EFLCHUNIFESP, p.27.
PITTA, Fernanda, “Raymond Auguste Quinsac Monvoisin, Imperador Dom Pedro II em traje de gala, 1847 e Autor não identificado, Coroação da Virgem, séc.XVIII” en: PICCOLI, Valeria (org.), Pinacoteca: Acervo. São Paulo, Pinacoteca de São Paulo, pp.122-123.