Luego de una activa participación en el proceso de Independencia, Joaquín Tocornal Jiménez (1788-1865) destacó en distintos ámbitos de la vida política nacional chilena. Desde 1826 fue diputado en numerosas ocasiones y ocupó diversas funciones públicas antes de asumir, en 1832, como ministro en el gobierno del presidente José Joaquín Prieto Vial. Además de desempeñarse como Ministro del Interior y Relaciones Exteriores asumió también otras carteras, como la de Hacienda. Es precisamente en este Ministerio donde actualmente se ubica el retrato que Monvoisin ejecutara en 1852.

Al momento de ser representado por el pintor, Joaquín Tocornal ocupaba hace más de una década el cargo de Superintendente de la Casa de Moneda que fue, no solo su lugar de trabajo, sino también de residencia donde presumiblemente se realizó el retrato. Aunque no se cuenta con antecedentes sobre el motivo específico por el que se encomendó el cuadro, el hecho de que este se realizara en la etapa de madurez de su carrera política y poco antes de dejar el cargo permite considerarlo como un compendio de su trayectoria política.  

Tocornal, que entonces tenía 64 años, es presentado en su sillón, a un costado del cual se ha dispuesto un conjunto de libros apilados sobre una mesa, que opera no solo como un elemento compositivo, sino como el espacio de presentación del repertorio bibliográfico que marca los hitos políticos y referentes intelectuales a partir de los cuales se articuló su carrera. En orden descendente es posible apreciar primero las obras relativas a su ejercicio de cargos públicos y luego aquellas que posiblemente nutrieron su ideario.

De este modo, la Constitución de 1833, firmada por Tocornal en su calidad de Ministro del Interior, ocupa el primer lugar, seguida de un volumen correspondiente a las Ordenanzas de la Casa de Moneda, directamente vinculadas al cargo que ocupaba al momento de la realización del cuadro. Debajo de este se ubica la obra Hispano Chileno o Ilustración del Derecho Español del jurista alicantino Juan Sala Bañuls y a continuación dos volúmenes escritos por el filósofo y teólogo español Jaime Balmes y Urpiá. Seguramente se trataba de las obras Filosofía Fundamental y Filosofía Elemental que habían circulado en Chile y habían sido discutidas por figuras tan relevantes como Andrés Bello. Entre estos últimos dos libros aparece un tercer volumen −cuyo lomo resulta menos legible−, que podría corresponder a El Criterio, también de Balmes. La relevancia que Tocornal atribuye a este autor refleja su inclinación ideológica, pues ya entonces era conocido como un político conservador y como un ferviente católico, por lo que no resulta extraño que para 1857 figurara entre los fundadores del Partido Conservador.

Tras su realización, el retrato de Joaquín Tocornal tuvo una considerable difusión en el contexto chileno. Solo dos años después, en 1854, el dibujante y litógrafo francés Narcisse Desmadryl reprodujo el retrato de Tocornal realizado por Monvoisin en el segundo volumen de su Galería Nacional[1]. La litografía de Desmadryl reproduce el retrato aunque desprovisto de fondo, replicando todos los atributos distintivos de la figura, como el ángulo desde el que se representó al retratado, su atuendo, sombras, rasgos faciales y un ligero estrabismo que Monvoisin no disimuló en su tela. A pesar de la presencia de estos componentes es posible apreciar algunas variaciones en el dibujo, visibles en la representación de las cejas y el óvalo de la cara ligeramente más finos que en la pintura. Resulta interesante que fuera la imagen de Desmadryl y no la de la pintura, la que se difundiera tanto en la literatura artística como en revistas ilustradas.

Cuatro años después de la realización del retrato, en 1856, mientras Monvoisin seguía en Chile, el pintor italiano Camilo Domeniconi, radicado entonces en Italia como Cónsul de Chile y Perú en Roma, finalizaba una copia del cuadro. Esta copia lleva la inscripción "C.D. 1856, según R.Q. Monvoisin 1852"[2], que el artista ubicó en el lugar que ocupaba la firma de Monvoisin en la tela original. Aunque no se conocen antecedentes sobre las razones de Domeniconi para realizar esta copia −que perteneció a la familia Tocornal Bustamante y fue adquirida por el Museo Histórico Nacional en 1979−, es importante considerar que Tocornal ya conocía a Domeniconi. Tras la muerte de Diego Portales, de quien era hombre confianza, el propio Tocornal firmó como Ministro del Interior la retribución económica que los ministros de estado realizaron a Domeniconi en 1837 por el retrato de Portales que el artista obsequió al gobierno tras su asesinato.