Ficha razonada: Retrato de Pedro Palazuelos Astaburuaga
Fotografía: Nicolás Aguayo Fuenzalida
Retrato de Pedro Palazuelos Astaburuaga , 1831
Óleo sobre Tela, 65 x 57.5 cm
Raymond Quinsac Monvoisin
Inscripciones
Image
Firma: Centro izquierda R’Q’ Monvoisin / 1831
Procedencia
Julio Palazuelos Buzeta , Desconocido
Juan Agustín Palazuelos Ramírez , 1855-1877
Pedro José Palazuelos Astaburuaga, , 1832
Exhibiciones
Esposición de Pinturas organizada en el Palacio del Congreso, Palacio del ex Congreso Nacional, Santiago, 1877

En enero de 1852, Juan Bautista Alberdi escribió en El Mercurio de Valparaíso una noticia biográfica en homenaje a Pedro Palazuelos, quien había fallecido el año anterior. Alberdi describió no solo la apariencia física de Palazuelos, sino por sobre todo los valores de un intelectual y de un hombre cultivado en las artes, cuya muerte había significado una pérdida para Chile[1].

Pedro José Antonio de las Mercedes Palazuelos y Astaburuaga nació el 29 de enero de 1800 en Santiago. Estudió en el convento de San Agustín y posteriormente su tío Manuel de Salas lo matriculó en la Academia de San Luis, que había organizado para elevar el nivel de las artes en el reino de Chile. Entre 1815 y 1819, estudió Teología en la Universidad de San Felipe y bajo la tutela del distinguido franciscano fray José María de Bazabuchuascúa. En 1820 se tituló de abogado, poniéndose a disposición del gobierno de Bernardo O’Higgins, donde fue auditor general de guerra. Un año más tarde, O'Higgins le encargó al obispo José Ignacio Cienfuegos la misión de ser ministro plenipotenciario de la República de Chile frente a la Santa Sede, con la finalidad de obtener el reconocimiento del nuevo Estado de Chile por parte del Papa. En esta misión, Palazuelos fue nombrado secretario, debido a su preparación intelectual y al dominio del latín. A su regreso al país, continuó con labores en la administración, bajo el gobierno de Ramón Freire y fue electo diputado (Salinas, 1980, pp. 46-53).

Pedro Palazuelos viajó nuevamente a Europa en 1829, esta vez como encargado de negocios en los Países Bajos y cónsul general en Francia, en donde se estableció, en momentos del derrocamiento de Carlos X. Durante su estadía en París, Palazuelos conocería al pintor Raymond Monvoisin, quien lo retrató en 1831[2].

Palazuelos había conocido al pintor a través de su amigo Mariano Egaña, cuyo retrato posiblemente vio antes de encargar el suyo. Sin embargo, el de Palazuelos difiere considerablemente, porque lo representa en un campo visual reducido, solo el rostro y una sección limitada del torso, que no alcanza a incluir el ancho total de los hombros. Aparece vestido de negro con una corbata de seda del mismo color y una capa marrón, visible solo parcialmente. Un ejercicio retratístico cercano, por ejemplo, al retrato de François-Marius Granet, pintado por Ingres en 1807 (Musée Granet, Aix-en-Provence).

Monvosin resuelve en este retrato la tensión entre el fondo y la figura, al enmarcar al modelo en un conjunto de oscuras y turbulentas nubes, valoradas plásticamente, que brindan al cuadro una atmósfera sombría. Ellas logran destacar el rostro lánguido de Palazuelos, iluminado por una fuente de luz proveniente de la parte superior, como se observa en el brillo de la frente, la nariz y los ojos, cuyas sutiles bolsas acompañan su mirada. A pesar de la reducida dimensión del retrato, expresa un trabajo plástico de gran desarrollo, para una obra cuya función fue casi exclusivamente familiar, luego que Palazuelos regresara a Chile en 1832.

Este retrato, junto con el del propio Egaña, permitieron que algunos chilenos se familiarizaran con la obra del artista, tal como lo señalaba El Progreso, en su edición del 13 de enero de 1843. En efecto, los retratos de Egaña (1827), José Miguel de la Barra (1829), José Manuel Ramírez (1830) y el de Palazuelos daban testimonio de la calidad artística de Monvoisin y preparaban la recepción que tendría en el país. En este sentido, la importancia del retrato de Palazuelos debe ser entendida no solo como uno de los pocos retratos de chilenos realizado por Monvoisin en París, sino también por su rol en la recepción del pintor en Chile.

Respecto de la relación de Palazuelos con Monvoisin, claramente no se limitó París. Continuó en Chile, como se comprueba en el debate que quedó registrado en el periódico El Progreso, entre Domingo Faustino Sarmiento y Palazuelos, poco después del arribo de, artista francés a Chile en 1843.

La cercanía de Palazuelos al mundo de la cultura y las artes lo vinculó no solo con Monvoisin, sino también con el director de la Academia de Pintura creada en 1849, Alessandro Ciccarelli, quien también le realizó un retrato, exhibido en 1856 (Catálogo, 4)[3]. Este punto resulta importante para entender el lazo existente entre Palazuelos y dos de los artistas europeos de mayor relevancia en el contexto nacional a mediados del siglo XIX.

Tras la temprana muerte de Pedro Palazuelos en 1851, la pintura posiblemente pasó a manos de sus familiares y por esta vía a su medio hermano, Juan Agustín Palazuelos Ramírez, quien lo exhibiría en la Exposicion de Pinturas organizada en el Palacio del Congreso. Septiembre de 1877. El cuadro, no mencionado en el Ensayo de catalogación descriptiva de la obra pictórica de Monvoisin antes de su viaje a América elaborado por David James en 1954 (pp. 89-112), permaneció en poder de la familia Palazuelos y fue conocido públicamente en el siglo XX a través de la copia que realizó Pedro Lira y que hoy pertenece a la colección del Museo Histórico Nacional. Lira no mencionó el retrato de Palazuelos en su Diccionario Biográfico de Pintores[4], al referirse a las obras más destacadas del artista, lo que podría sugerir que la copia se habría realizado no porque la hubiese considerado una de las principales obras de Monvoisin, sino por un encargo de carácter familiar.


[1] Citado por Amunategui del Solar, Domingo. “Don Pedro Palazuelos y Astaburuaga”. Revista Chilena de Historia y Geografía LXXIX (1936): 104.

[2] James cita a Domingo Amunátegui Solar, quien en sus recuerdos biográficos dio cuenta: “…Don Pedro mantuvo en París relaciones de amistad con el pintor francés Monvoisin, quien le hizo un espléndido retrato al óleo, conservado hasta hoy por la familia” (1949, p. 24).

[3] Pereira Salas, Eugenio. Estudios sobre la Historia del Arte en Chile Republicano. Santiago: Universidad de Chile, 1992, p. 67.

[4] Lira, Pedro. Diccionario biográfico de pintores. Santiago: Imprenta, Encuadernación y Litografía Esmeralda, 1902.

Bibliografía

1843

"Un grande artista en Chile", El Progreso, Santiago, 13 de enero.

1877

Catálogo de obras exhibidas en la Exposición de Pinturas organizada en el Palacio del Congreso. Septiembre de 1877. Santiago, Imprenta de la República, nº 230, p. 16.

1949

JAMES, David, Monvosin. Buenos Aires, Emecé, p. 24.

1954

JAMES, David, “Ensayo de catalogación descriptiva de la obra pictórica de Monvoisin antes de su viaje a América”, Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Santiago, nº 50, pp. 89-102.

1955

FELIÚ CRUZ, Guillermo, “La sociedad chilena que conoció Monvoisin” en: Monvoisin. Santiago, Instituto de Extensión de Artes Plásticas de la Universidad de Chile, p. 14.

1955

VILA, Waldo, “Monvoisin y su escuela” en: Monvoisin. Santiago, Instituto de Extensión de Artes Plásticas de la Universidad de Chile, p. 30.

1980

SALINAS, Maximiliano, “El laicado católico de la sociedad chilena de agricultura y beneficencia 1838-1849”, Anales de la Facultad de Teología, Santiago, vol. XXIX, pp. 46-53, reprod., p. 2.

1988

APEY, María Angélica, Historia de la Sociedad Nacional de Agricultura. Santiago, Sociedad Nacional de Agricultura, reprod., p. 36.

Marcela Drien y Juan Manuel Martínez
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